Estudio antropológico: Una comunidad judía

En el año 1977, bajo la influencia de Gilles Deleuze en Diferencia y Repetición, comienzo el estudio del pueblo judío asentado en Barcelona y en pleno proceso de expansión. Se trata de un pueblo que ha vivido durante centenares de años en la diáspora.

El objetivo fue hurgar cómo y qué hacen individual y colectivamente esos individuos para auto asignarse la judeidad. Trabajé la diferencia entendiéndola como la repetición que apuesta por el eterno retorno de la diferencia, como un movimiento hacia el futuro en aras de la pervivencia del pueblo judío. La relación entre cultura -en sentido antropológico- y poder se concretó como inseparable.

Cada individuo es distinto, sin embargo, la máquina social dice asentar a cada uno  en diferencias construidas como patrones: mujer, hombre, niño, adulta o viejo. Se trata de diferencias elaboradas en todas las sociedades pero con contenidos culturales distintos ya que se han creado de manera conveniente y arbitraria según la historicidad de cada pueblo y la biodiversidad. Por otra parte las diferencias establecidas como modelos implican desigualdades. Pero no se trata de que la máquina social se asiente sólo en esos moldes según sexo y edad.

En el caso de los judíos la diferencia entre Sefardí -procedente de Turquía, de Marruecos o de Grecia-  y la que existe entre éstos y los Ashkenazí  -procedentes de Polonia o de Argentina, por ejemplo- conforman también la máquina social. Sin olvidar que la diferencia entre un individuo sionista u otro que dice no serlo y las distintas posiciones ante su religión – conservadores, ultra ortodoxos, liberales, fundamentalistas y más –  contribuyen a concretar el cómo de la dinámica interna de ese pueblo.

Constaté en este estudio que se elaboran distintas  historicidades, tiempos culturales distintos en un mismo espacio. Es decir, la particular historicidad del pueblo catalán, la de los gitanos y la de los judíos, por ejemplo, asentados en un mismo espacio, en una misma tierra, no uniformizó ni uniformiza la historia de esos distintos pueblos. Es cierto, sin embargo, que construían, al ínterrelacionarse , una determinada y particular lógica social común.

El trabajo de campo lo finalicé en el año 1984 en el que lo presenté públicamente como tesis doctoral.

La colección de Arqueología y Antropología que en aquel momento dirigía de la Editorial Mitre aceptó su publicación ese mismo año.

La obra se encuentra en bibliotecas y se puede encontrar en IberLibro y en  todocoleccion